jueves, 24 de octubre de 2013

LAS CONVULSIONES EN LOS NIÑOS. UNA PESADILLA PARA LOS PADRES DE FAMILIA


Uno de los grandes temores de los padres de familia al llegar al consultorio es que su hijo pueda llegar a convulsionar durante una enfermedad, especialmente si uno de los síntomas de la enfermedad es la fiebre. Muchos no tienen claro qué es lo que provoca la convulsión y qué es realmente una convulsión. Este artículo tiene como primer objetivo explicar qué es una convulsión febril y segundo, cómo manejarlas y cómo manejar el stress posterior en la madre.

Qué es una convulsión

La convulsión es la consecuencia de una fiebre alta que no ha sido bien manejada. Ocurren en cualquier niño entre los nueve meses de edad hasta los cinco años. Entre más pequeño está el niño más probabilidades tiene de sufrir una convulsión mientras tenga una fiebre alta. Otro dato importante de conocer es que las convulsiones febriles son a menudo hereditarias.
Las enfermedades que con mayor frecuencia causan convulsiones por la temperatura que alcanzan los menores al padecerlas, son las infecciones de oído, neumonías, resfriados, dengue, infecciones de vías urinarias o cualquier enfermedad que curse con fiebres altas.
Un detalle muy importante para recordar es que no existe una temperatura corporal definida a la que se puede presentar una convulsión con fiebre, no todos los niños convulsionan con temperaturas extremadamente altas, todo dependerá del grado d tolerancia a la fiebre que tenga cada pacientito.
Cómo reconocer si su hijo está sufriendo una convulsión
Las convulsiones simples pueden durar desde unos pocos segundos hasta un máximo de quince minutos, seguidos de un período corto de somnolencia o confusión, normalmente la convulsión inicia con una tensión o contracción repentina de los músculos en ambos lados del cuerpo, el niño tiene rígidas sus extremidades y puede voltear los ojos.
  • Llanto o gemido.
  • Desviación de la mirada hacia arriba.
  • La contracción muscular puede durar algunos segundos o más.
  • Pérdida del equilibrio y caída si está de pie.
  • El niño se orina o defeca.
  • Vómito.
  • El niño se morderá la lengua y en algunos casos,
  • Pérdida de la respiración con la piel azulada.
  • Sacudida rítmica del cuerpo y no responderá a estímulos, ni a la voz de sus padres.
Si la convulsión dura más de 15 minutos, se da solo en un lado del cuerpo (es asimétrica), inicia en un lugar y luego se vuelve generalizada, no es una convulsión febril normal. En cualquier caso hay que acudir al centro de salud más cercano.
¿Qué hacer ante una convulsión?
  • Muévalo solo si está en un lugar peligroso.
  • Quite los objetos que puedan lesionarlo.
  • Afloje cualquier prenda de vestir que le quede apretada, especialmente alrededor del cuello.
  • Voltéelo de lado o boca abajo para prevenir un ahogamiento por la acumulación de vómito o saliva.
  • Corrobore que la lengua no esté obstaculizando la respiración.
  •  NO intente meterle nada en la boca a la fuerza para impedir que se muerda la lengua.
  •  No intente parar los movimientos de la convulsión.
  • Centre su atención en bajar la fiebre.
  • Póngale un supositorio de paracetamol si lo tiene.
  • NO intente darle nada a través de la boca.
  • Báñelo con agua tibia.
  • Después de que termine la convulsión y el niño esté despierto, dele una dosis de ibuprofeno o paracetamol.
  • NO espere a que termine la convulsión para buscar atención médica.
Cuando la pesadilla haya terminado es importante identificar la causa de la fiebre y darle tratamiento, llévelo al pediatra o al centro de salud más cercano.
Para su tranquilidad la mayoría de convulsiones no tienen repercusiones graves en los niños, sin embargo debe usted acudir a emergencias siempre que se presente una convulsión sin importar la duración de esta, si son convulsiones repetitivas, si la fiebre persiste, si el niño presenta temblores, erupciones o sedación total.
No todas las convulsiones requieren ingreso o tratamiento anticonvulsivo permanente, debe ser evaluado cada caso en particular

miércoles, 16 de octubre de 2013

¡EN UN ZAZ!... EL NIÑO SE HIRIÓ


Tranquila mamá, las heridas o lesiones en la piel son comunes en los niños pequeños y no tan pequeños, por eso todos los padres en deben estar preparados para actuar en caso de que sus hijos sufran algún tipo de herida, así como para evitarlas.

¿Qué son las heridas?


Las heridas son lesiones que rompen la integridad de la piel. Las heridas, así como los cortes, rasguños y rozaduras pueden ser producidas por golpes, caídas, por la rotura de cristales, el uso de latas, cuchillos, tijeras, y por accidentes ajenos a ellos, en el hogar o fuera de él.

Pueden ser superficiales o profundas. Las superficiales o leves, no requieren intervención médica. En la mayoría de los casos, solo requieren limpieza, la aplicación de un antiséptico y protección. Las heridas profundas o graves por lo general son las que implican músculos, nervios y órganos internos. Dependiendo de la gravedad de la herida, será necesario llevar el niño al pediatra. Este es el caso, por ejemplo, de una hemorragia persistente, un golpe muy fuerte o una fractura.

Es importante conocer su origen, ya que el tratamiento estará condicionado en gran medida al agente que la provoca

¿Qué debe  hacer en caso de que su hijo sufra una herida? 

  • Antes de hacer cualquier otra cosa,      lávese las manos.
  • Evite además tener contacto directo con la sangre o herida para no  infectarla.
  • Trate de detener la hemorragia presionando directamente sobre la herida con un pañuelo, gasa o apósito limpio.
  • Limpie la herida con agua limpia y deje que el agua corra  sobre la herida para limpiarla y arrastrar cuerpos extraños.
  • Seque la piel que rodea la herida sin tocarla y cubrirla con apósito, tela o pañuelo limpio.
  • Y no olvide que usted trató la emergencia, pero que su hijo necesita acudir al médico. Llévelo al pediatra o la unidad de salud.

 ¿Qué no debe hacer con las heridas?

  • Frotar la herida o aplicar remedios caseros como: cal, tomate, aceite de bebé, cremas de mentol o cualquier otra crema con antibiótico o cicatrizante.
  • Poner vendajes apretados.
  • Cauterizar o quemar la herida.
  • Intentar extraer cuerpos extraños o reacomodar huesos si hubiera fractura.
  •  Usar algodón o alcohol en la herida.
  •  Retrasar la asistencia médica. No debe tardarse más de 4 a 6 horas.


¿Cuándo es conveniente solicitar asistencia médica inmediata?

  • La herida del niño se torna dolorosa, roja o hinchada.
  •  La herida del niño secreta un líquido de color amarillento o verdoso.
  •  Su niño tiene fiebre dentro de las 72 horas posteriores.
  • La herida del niño se abre o comienza a sangrar.

  
Tome en cuenta las siguientes medidas de seguridad para evitar una herida:
  •  Uso de cinturones de seguridad apropiados para el vehículo, sillas de comer, coches, etc.
  • Regulaciones para llaves de agua caliente, tapaderas y cerraduras.
  • Vaciar el agua innecesaria de las duchas, tinas, etc. para evitar un deslizamiento.
  • Comprar muebles infantiles adecuados sin filos y puntas
  • Asegurar los patios de juegos
  • Compra de juguetes adecuados para los niños (sin filos, ni puntas)
  • No permitir que el niño juegue con objetos cortopuzantes: cuchillos, tijeras, navajas, (cualquier objeto que tenga filo).

Esperamos que esta guía práctica haya sido útil para que usted conozca más sobre las heridas pero sobre todo para identificar qué situaciones pueden poner en riesgo la integridad física de su hijo y evitarlas.


lunes, 7 de octubre de 2013

Estreñimiento: "No puede hacer popo"


El estreñimiento o constipación, es bastante común entre los niños de todas las edades,  en la mayoría de los casos está relacionado con la alimentación, es decir puede ser prevenido fácilmente.

Antes de hablar sobre cómo prevenir el estreñimiento, vamos a definir el concepto de Patrón defecatorio, que no es nada más que la periodicidad con la que defecamos, la cual es diferente en cada persona y va variando de acuerdo a su edad, de tal manera que los recién nacidos y bebes pequeños puede defecar después de cada comida, lo que irá cambiando a medida vayan creciendo.  Una frecuencia defecatroria normal puede ir desde las 3 veces al día hasta 3 veces por semana.

¿Cuándo consideramos que un niño está estreñido?
  • Cuando han tenido menos de tres deposiciones en una semana
  • Cuando las heces tienen una consistencia endurecida, seca y un tamaño demasiado      grande.
  • Cuando presenta dificultad para defecar.
¿Qué causa el estreñimiento?

En los niños menores de un año el estreñimiento puede presentarse cuando se hace cambio de alimentación de leche materna a fórmulas lácteas o cuando se introduce de forma no adecuada alimentación solida.

En los niños más grandes la principal causa es una dieta que no incluye suficiente AGUA (no refrescos, gaseosas, jugos y demás) y fibra dietética, los cuales ayudan a la adecuada movilidad del intestino. A esto le sumamos la realidad actual de la alimentación de muchos niños, que está basada en comidas rápidas, comidas ricas en grasa, azúcares refinadas, galletas, dulces, refrescos azucarados, lo cuales colaboran para desarrollar estreñimiento.

En otras ocasiones el estreñimiento se debe a que los niños evitan ira al baño aunque sientan la necesidad por que están ocupados o muy concentrados en otras actividades más entretenidas como juegos o programas de televisión; o bien cuando no quieren usar un baño que no sea el de sus casas. También hay casos en los que los niños muy pequeños aprenden a ignorar la necesidad de defecar debido a que sus padres no los ayudan a ir al baño por no interrumpir sus actividades.

Otro factor no menos importante es el estrés que puede causar diarrea, pero también puede transformarse en estreñimiento, especialmente en los niños que ya asisten al colegio y que están próximos a tener actividades evaluadas, este nerviosismo puede alterar el movimiento del intestino y causarles estreñimiento.

En algunas raras ocasiones el estreñimiento es causado por defectos en la anatomía o en la función del intestino o por medicamentos específicos y suplementos de hierro.  Otra causa poco común es el síndrome de intestino irritable.

¿Cuáles son los síntomas del estreñimiento?


  • Cambios en el patrón o hábitos defecatorios, un niño que normalmente no va al baño todos los días, no necesariamente esta estreñido.
  •   Ir al baño menos de 3 veces a la semana.
  • Cuando un niño se queja de que se siente lleno o presenta muchas flatulencias (gases).
  • Dolor al defecar.
  • Si el niño se queja de hacer demasiada fuerza al defecar.
  • Sangre en las heces o en el papel higiénico.
  • Heces muy duras o en cantidades muy grandes.

¿Cómo prevenir el estreñimiento?
  • El mejor tratamiento para el estreñimiento es la prevención, si ya tiene el problema debe consultar a su pediatra.
  • Asegúrese que su hijo ingiera suficientes líquidos, ofrezca agua o refrescos naturales que ayuden a mover las heces. Las heces hidratadas se desplazan mejor dentro del intestino. Evite refrescos carbonatados, café, chocolate y toda bebida artificial.
  • Asegúrese de que su hijo coma más fibra, los alimentos con fibra como las frutas y vegetales y el pan integral pueden evitar el estreñimiento. Ofrezca manzanas, avena, naranjas, palomitas de maíz sin mantequilla.
  • Asegúrese de que su hijo haga ejercicios. El movimiento que se genera al hacer ejercicio, ayuda a mejorar el movimiento intestinal.
  • Haga un horario de comidas, al comer se estimula el movimiento intestinal y por lo tanto al tener un horario regular de comidas podemos acostumbrar a que el niño defeque en un horario conveniente.
  •  Acostumbre a su hijo a ir al baño, cree en su hijo el hábito de ir al baño. Siéntelo en el sanitario por 10 minutos en horario fijo, aunque no haga nada, esto lo acostumbrará a defecar a la misma hora.
  • Evite el exceso de almidones como la papa, arroz, pasta y pan no integral.


Recuerde si el estreñimiento persiste, acuda a su pediatra.