Karla Trigueros es madre de Valeria, una niña de apenas un año que sufre de intolerancia a la lactosa.
Karla llego a mi consultorio porque su bebé lloraba incansablemente después de tomar su biberón; al estudiar su historia clínica Valeria había sido una bebé prematura con bajo peso al nacer, condiciones que normalmente llevan a sospechar a un pediatra que el llanto por el cual su madre llego preocupada no era más que una intolerancia a la lactosa.
La intolerancia a la lactosa en los niños es la incapacidad para digerir la lactosa, o azúcar que se encuentra en la leche y otros productos lácteos. Lo que comúnmente sucede es que el intestino delgado no produce suficiente enzima lactasa que es la que absorbe los alimentos, comúnmente los bebés prematuros suelen también tener un sistema digestivo inmaduro y presentan este problema. Los niños nacidos a término (es decir después de las 38 semanas de gestación) pueden no mostrar signos de intolerancia hasta cumplidos los 3 años de edad.
Cuándo sospechar
que su hijo es intolerante a la lactosa
Si su hijo después de 30 minutos a dos horas de haber ingerido
productos lácteos presenta distensión abdominal (pancita inflamada / soplada), cólicos,
diarrea, gases o náuseas, puede estar
ante un cuadro de intolerancia a la lactosa, si a esto le suma un crecimiento
lento o pérdida de peso es candidato idóneo a practicarle los exámenes de
laboratorio para determinar si lo padece.
Cómo se diagnostica
Mediante un examen
de lactosa en la respiración (examen de hidrógeno en la respiración), dura
entre 2 o 3 horas, el niño toma una solución de lactosa en agua y sopla dentro
de una bolsa de recolección cada media hora. Las muestras de respiración son
analizadas para medir la cantidad de hidrógeno, uno de los gases producidos en
el intestino grueso. Se diagnostica intolerancia a la lactosa cuando se detecta
un aumento significativo del nivel de hidrógeno en la respiración.
Otro método más
complicado es mediante una endoscopia. La prueba se realiza mientras el niño
está bajo anestesia o sedación. Se toma una pequeña muestra de tejido (biopsia)
del intestino delgado. Las células en la muestra se analizan para ver si la
actividad de la enzima lactasa es normal.
Cómo tratar la
intolerancia a la lactosa.
La solución
es más sencilla que su diagnóstico: retirando la lactosa de la dieta del niño y
si es lactante y se alimenta de seno materno también retirar la lactosa de la
dieta de la madre, en un principio por unas dos semanas (todos los productos
lácteos) y poco a poco re introducir la leche en la dieta en pequeñas
cantidades, dependerá del retorno o no de los síntomas el aumento o no de las
cantidades de leche a consumir. Es muy importante mantener el resto de los
elementos de la dieta constantes y
simples durante este periodo, ya que hay otros alimentos que podrían causar
síntomas semejantes. Si los síntomas del niño mejoran durante la supresión de
los lácteos habría que valorar sustituir la leche por una libre de lactosa.
Cuando el sistema digestivo del niño madure con la edad, también se podría ir
superando este problema.
Los niños con este padecimiento deben incorporar calcio
en su dieta. Aliente a su hijo a consumir otros alimentos ricos en calcio que
no contengan lactosa, como brócoli, coliflor, hojas de nabo, salmón, almendras,
soya, frutos secos, jugo de naranja fortificado y tofu.
Para la mayoría de
las personas, la intolerancia a la lactosa es un problema para toda la vida,
sin embargo para algunos niños puede ser una afección pasajera.
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