Uno
de los grandes temores de los padres de familia al llegar al consultorio es que
su hijo pueda llegar a convulsionar durante una enfermedad, especialmente si
uno de los síntomas de la enfermedad es la fiebre. Muchos no tienen claro qué
es lo que provoca la convulsión y qué es realmente una convulsión. Este
artículo tiene como primer objetivo explicar qué es una convulsión febril y
segundo, cómo manejarlas y cómo manejar el stress posterior en la madre.
Qué es una convulsión
La
convulsión es la consecuencia de una fiebre alta que no ha sido bien manejada.
Ocurren en cualquier niño entre los nueve meses de edad hasta los cinco años.
Entre más pequeño está el niño más probabilidades tiene de sufrir una
convulsión mientras tenga una fiebre alta. Otro dato importante de conocer es
que las convulsiones febriles son a menudo hereditarias.
Las
enfermedades que con mayor frecuencia causan convulsiones por la temperatura
que alcanzan los menores al padecerlas, son las infecciones de oído, neumonías,
resfriados, dengue, infecciones de vías urinarias o cualquier enfermedad que
curse con fiebres altas.
Un
detalle muy importante para recordar es que no existe una temperatura corporal
definida a la que se puede presentar una convulsión con fiebre, no todos los
niños convulsionan con temperaturas extremadamente altas, todo dependerá del
grado d tolerancia a la fiebre que tenga cada pacientito.
Cómo reconocer si su hijo está sufriendo una convulsión
Las convulsiones simples pueden durar desde unos pocos segundos hasta un
máximo de quince minutos, seguidos de un período corto de somnolencia o
confusión, normalmente la convulsión inicia con una tensión o contracción
repentina de los músculos en ambos lados del cuerpo, el niño tiene rígidas sus
extremidades y puede voltear los ojos.
- Llanto o gemido.
- Desviación de la mirada hacia arriba.
- La contracción muscular puede
durar algunos segundos o más.
- Pérdida del equilibrio y caída si está de pie.
- El niño se orina o defeca.
- Vómito.
- El niño se morderá la lengua y en algunos
casos,
- Pérdida de la respiración con la piel azulada.
- Sacudida rítmica del cuerpo y no responderá a
estímulos, ni a la voz de sus padres.
Si la convulsión dura más de 15 minutos, se da solo en un lado del
cuerpo (es asimétrica), inicia en un lugar y luego se vuelve generalizada, no
es una convulsión febril normal. En cualquier caso hay que acudir al centro de
salud más cercano.
¿Qué hacer ante una convulsión?
- Muévalo solo si está en un lugar peligroso.
- Quite los objetos que puedan lesionarlo.
- Afloje cualquier prenda de vestir que le quede
apretada, especialmente alrededor del cuello.
- Voltéelo de lado o boca abajo para prevenir un
ahogamiento por la acumulación de vómito o saliva.
- Corrobore que la lengua no esté obstaculizando la respiración.
- NO intente meterle nada en la boca a la fuerza para impedir que se muerda la lengua.
- No intente parar los movimientos de la convulsión.
- Centre su atención en bajar la fiebre.
- Póngale un supositorio de paracetamol si lo tiene.
- NO intente darle nada a través de la boca.
- Báñelo con agua tibia.
- Después de que termine la convulsión y el niño esté despierto, dele una dosis de ibuprofeno o paracetamol.
- NO espere a que termine la convulsión para buscar atención médica.
Cuando la pesadilla haya terminado es importante identificar la causa de
la fiebre y darle tratamiento, llévelo al pediatra o al centro de salud más
cercano.
Para su tranquilidad la mayoría de convulsiones no tienen repercusiones
graves en los niños, sin embargo debe usted acudir a emergencias siempre que se
presente una convulsión sin importar la duración de esta, si son convulsiones
repetitivas, si la fiebre persiste, si el niño presenta temblores, erupciones o
sedación total.
No todas las convulsiones
requieren ingreso o tratamiento anticonvulsivo permanente, debe ser evaluado
cada caso en particular
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